Cusco y Machu Picchu: dos imponentes destinos en los Andes peruanos

Fotos: BI / InnovaMag.

Extendida sobre el valle del Alto Urubamba, en medio de tres divisiones naturales de la majestuosa cordillera de los Andes, y rodeado del eterno paisaje multicolor de la sierra andina peruana, se eleva sobre 3400 metros de altitud, la imponente y majestuosa ciudad de Cusco. Dicha urbe fue la legendaria capital del Imperio Inca y la ciudad poblada más antigua de América. Una joya viviente de la historia colonial peruana, plagada de monumentos y construcciones indígenas y religiosas de alrededor de quinientos años de antigüedad.

Gracias a importantes hallazgos arqueológicos de los últimos años, se estima que el territorio actual, donde se halla la ciudad de Cusco, ya había sido habitado tres milenios atrás por tribus tihuanacotas, una milenaria cultura precolombina que heredó su legado cultural a los incas, pueblo de guerreros y de grandes ingenieros y constructores, que aparecieron posteriormente, fundando el mayor imperio de la era prehispánica en el continente americano.

Cusco: un Patrimonio de la Humanidad en el “ombligo del mundo”

El nombre original de Cusco en quechua, la lengua de los incas, era Qusqu, palabra que significa ‘ombligo del mundo’, puesto que la capital incaica, se ubicaba justamente en el centro del extenso imperio Tahuantinsuyo, fundado hacia mediados del siglo XIII.

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La variedad geográfica y los múltiples relieves andinos, junto con las joyas arquitectónicas coloniales de épocas de la ocupación española, los antiguos caminos empedrados, las plazas, fortalezas, ruinas de templos y palacios incaicos, sumados a la ferviente fe católica de sus habitantes, hacen de Cusco el principal destino turístico del Perú.

Cusco, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1983, es una ciudad ancestral y viva que ofrece múltiples ofertas para toda clase de turistas.

Para los amantes a la arquitectura y la historia, es imperdible un paseo por su centro histórico, ideal para contemplar los detalles monumentales de sus antiguas construcciones como la catedral, la Plaza de Armas, el Templo inca de Koricancha o el antiguo barrio de San Blas. Fuera de la ciudad, pueden apreciarse algunos santuarios incaicos distintivos como las ruinas de Choquequirao, el templo de piedra de Sacsayhuaman o las misteriosas fuentes de Tambomachay.

Para los aventureros, que aman los deportes extremos y la adrenalina cerca de las nubes, está permitido volar en parapente sobre las montañas andinas.

En cuanto al placer y el descanso, majestuosos hoteles y la más exquisita gastronomía peruana, con platos como el cuy horneado, el chicharrón peruano, el chiri uchu, entre muchos otros, aguardan por el más exquisito paladar.

Machu Picchu: la misteriosa Ciudadela Sagrada de los Incas

Remoto y misterioso, otro punto de visita obligado en el Perú es la Ciudadela Sagrada de los Incas, Machu Picchu, otro patrimonio cultural de la humanidad y una de las 7 maravillas modernas del mundo. Esta ciudadela inca, llena de interrogantes en torno a su construcción, su abandono y su ubicación, se estima que fue construida hace más de 500 años. Se localiza sobre una cresta de los Andes, a 2400 metros de altitud sobre el nivel del mar, y es una fortaleza majestuosa con más de 200 construcciones. Todas ellas, hechas con roca tallada, con una precisión inexplicable, y en un entorno natural privilegiado, donde el sol ilumina con esplendor formando siluetas de piedras sobre el suelo de la montaña.

Las rutas para llegar a Machu Picchu

Desde Cusco, hay dos opciones de viaje para llegar a Machu Picchu. La primera es caminando, siguiendo el sendero del Camino del Inca, una antigua ruta de piedra que unía a la capital imperial incaica con diferentes puntos geográficos del imperio, entre ellos, Machu Picchu. Es un recorrido que puede tomar de 2 a 4 días, dependiendo de la ruta escogida, por medio de la cual se puede apreciar la belleza del paisaje andino y revivir las travesías que los mismos incas realizaban, en caminos tallados en piedra y que hoy todavía se mantienen intactos, después de cinco siglos de su construcción.

La segunda alternativa, y quizás más rápida para los viajeros que no disponen de tiempo suficiente para caminar, es tomando el Incarail o Hiram Bingham, el tren que sale diariamente desde Cusco hasta Aguas Calientes, el pueblo en la parte baja de Machu Picchu, desde donde la ruta continua en un bus hasta la colina en la que se encuentra la Puerta del Sol, la entrada al santuario de Machu Picchu.

Después de recorrer las terrazas y callejuelas empedradas de esta mítica ciudadela y contemplar el maravilloso paisaje que ofrecen las ruinas, sus terrazas, al igual que su portentosa obra de ingeniería en contraste con las montañas que la rodean; percibiendo el mágico ambiente ancestral en el que vivieron los incas, se recomienda tomar un saludable baño termal en el pueblo de Aguas Calientes, antes de regresar a Cusco, para terminar con energías renovadas, esta fascinante aventura por el tiempo en medio de la contemplación natural de los hermosos Andes peruanos.

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